domingo, 7 de enero de 2018

Star Wars, Episodio VIII: Los Últimos Jedi (2017)

Mira que no suelo comentar las películas nada más verlas, me gusta "dejarlas reposar" un cierto tiempo, pero esta va a ser diferente. Supongo que habréis leído mis reseñas sobre El Despertar de la Fuerza (aquí) y Rogue One (y aquí) y habréis visto que he sido bastante crítico con ellas. La verdad es que la saga de Star Wars no ha conseguido volverme a emocionar pasada la trilogía clásica, salvando escenas sueltas. Así que cuando fui al cine a verla, digamos que iba con unas expectativas de que saliera satisfecho de la sala entre bajas y nulas. ¿Porqué iba entonces? Supongo que si de pequeño te gustaron las clásicas, te acabas sintiendo atraído, aunque sea para decepcionarte en pantalla grande. Y entonces va y ocurre. Supongo que será la camiseta de la suerte...



Tengo que decir también que esta va a ser una reseña sin spoilers. Así que si aun no la has visto, lee tranquilo. Puede que sea el único blog sin que vuelen las alabanzas, los insultos y las rajadas inclementes de la peli, así que amiguete, has ido a caer en el sitio correcto. 

A ver cómo empiezo esto, por ejemplo con la versión super resumida: me da la impresión que lo que intentó (y fracasó estrepitosamente) J.J Abrams en el episodio VII ahora le ha salido casi bordado a Rian Johnson. ¿Porqúe? Pues ni idea, pero la película anterior era un refrito escandaloso del episodio IV (Una Nueva Esperanza), mientras que esta se ve que se inspira levemente en el V (El Imperio Contraataca), algunas referencias visuales, pero no demasiado. En cambio, sí que tiene ritmo, emociona, dentro de lo que la suspensión de la incredulidad permite, te sientes identificado con las miserias, las dudas y el miedo de los personajes. Sorprende, lo que es muy importante. A estas alturas, necesitas sorprender. El peor fallo del anterior episodio es que era más de lo mismo. Y no solo accidentalmente, estaba hecho a propósito. Para colmo.

Se le ha criticado mucho el sentido del humor, hay bromas sueltas aquí y allá, algunas en momentos en los que parecería que conviene mantener la gravedad de la situación. No creo que sea tan continuo, si bien es cierto que no hubiera hecho falta: algunas bromas son demasiado largas, tienen gracia pero las estiran demasiado. Otras te quieren hacer reír cuando tu mismo estás pendiente de otros temas. Nada demasiado continuo (como en Thor: Ragnarok, por ejemplo, que me pareció una comedia disfrazada de película épica, con lo que se convierte en una parodia de sí misma), pero como decía, no hacía falta.



Otro tema que hay que remarcar es la gran diversidad de opiniones que está teniendo. Mientras la crítica la está poniendo muy bien (alguien llegó a decir que sólo El Imperio Contraataca es mejor que esta... bueno, igual tendríamos que calmarnos un poco...) los espectadores están divididos. Los hay a los que les ha gustado mucho (ese 7'9 en la IMDB) mientras que otros la ponen a caer del burro (he llegado a leer a gente que opina que es incluso peor que el Episodio I, lo que me hace mucha gracia, primero porque el Episodio I es mala, pero segundo porque el Episodio I no es tan malo como el II, que es malo hasta decir basta, penoso de hecho, y ese no lo menciona el colega, curioso...). La impresión que me da es que hay un sector del fandom que ha olvidado qué está yendo a ver. Cuando uno va a ver algo de Star Wars va a ver una peli de aventuras, con un punto de fantasía. Dejas apagada tu incredulidad en la puerta, porque una batalla de naves en el espacio es más emocionante si hacen ruido y llevan los motores encendidos. Si, eso no es real y lo sabemos, pero ¿importa? ¿A qué vas al cine? Si es a ver ciencia-ficción dura, científica y coherente, no vas a ver Star Wars, no me fastidies, que a estas alturas ya nos conocemos todos. Star Wars es esa especia de magia extraña, relacionada con una antigua religión, son naves hechas polvo forzando los motores para escapar de otras naves del tamaño de lunas, es una batalla entre soldados que se tiran rayos de colores, planetas extraños, villanos temibles. Es un space opera de libro, en resumen. Así que si que el personaje X hace Y, no entiendo como alguien se puede rasgar las vestiduras, cuando en la trilogía clásica, por ejemplo, Luke se salva de milagro agarrándose con una sola mano, herido y exhausto, de una antena en la ciudad de las nubes. Será un deus-ex-machina, pero es la emoción de si lo conseguirá o no lo que te mantiene en la película. ¿Porqué eso si y otra cosa no? No voy a decir que LA escena que todos recordaremos o la justificación que se da a la "persecución" no obliguen a poner a tope la suspensión de la incredulidad, que aun así acaba soltando chispas y con la aguja del manómetro en la zona roja. Pero repito, ¿a qué has ido al cine? Pues eso, que no hay para tanto. Muchas cosas peores nos hemos tragado en esta saga y nadie se lo toma tan a pecho.

Lo mejor, la historia de Luke y Kylo. Está muy bien conseguida y entristece ver como un mismo hecho, con los mismos aciertos y errores de dos partes puede verse desde cada una de ellas como hechos completamente diferentes. En el fondo, la maldición de los Skywalker. Tan poderosos ellos pero a la vez tan propensos al fracaso.



También, el darle una vuelta y poner en su sitio lo que menos nos convenció del episodio anterior. En casco de Kylo, la actitud del General Hux, la asfixiante chulería de Poe Dameron, Luke Skywalker y la capitán Phasma en acción. Aunque todo sepa a poco, le dan más profundidad al conjunto, que falta le hacía.

También me gustó mucho cierta escena de acción, muy roja. De lo mejorcito de la saga en lo que se refiere a combates de sables de luz. Nada fácil ni limpia, ahí ves sudor, ves dolor y sobretodo ves esfuerzo para salir airosos de una situación complicada. Algo que se ha echado de menos en otros combates.

Y sobretodo, que te sorprendan. Trazar un plan, que lo ejecutes y no se solucione el solito en el último minuto. Que los personajes más poderosos puedan ser vencidos por sorpresa. O que te humillen, a su manera. Viejos y admirados personajes. Romper con lo establecido. ¡Por fin, cambios! Ya basta de olor a naftalina en una galaxia muy lejana. Hasta el trailer estaba montado de manera que parecía (otra vez) el del Imperio Contraataca. ¡Jamás os fiéis de un trailer!

Y lo malo, para mí, las nuevas incorporaciones, que poco aportan. Incluyendo esa extraña escena de los casinos, que aunque pueda tener su sentido, trae de vuelta lo peor de los episodios I, II y III: efectos especiales a lo loco y planetas lejanos que parecen versiones no tan alternativas de lo mismo que hay en el nuestro. Y el personaje de Finn, que sigue sin gustarme como lo caracterizan, siempre en broma y en serio a la vez.

Resumiendo: Toda una sorpresa. Sigue sin ser un peliculón de esos que te hacen caer de rodillas, pero arregla en gran medida el desaguisado anterior, trae de vuelta las emociones y en pequeñas dosis la filosofía de la trilogía clásica y permite vislumbrar un futuro que valga la pena para la saga. Ay, no, esto último no, que para el episodio IX vuelve J.J. Abrams... Mierda...

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