jueves, 30 de noviembre de 2017

Algunos vídeos divertidos (para no tomarse tan en serio Star Wars)

Y es que a raíz de los últimos comentarios veo que hemos perdido un poco la inocencia con la que descubrimos la saga. Puede que ya sepamos demasiado sobre las películas, sus protagonistas, la compañía poseedora de sus derechos y tal, pero eso no quita que no se pueda intentar disfrutarla un poco aun.

Aunque sea por los viejos tiempos, yo por lo menos creo que me apetece intentarlo (aunque después la nueva película vuelva a ser un producto del montón hecho con un presupuesto escandaloso, que es lo que tiene pinta que pasará).

En fin, lo dicho, una pequeña recopilación de montajes y algún anuncio relacionados con la saga, para sacar una sonrisa a los frikis que a veces se (nos) toman (tomamos) demasiado en serio un simple cuento de hadas.

Que la fuerza os acompañe.













sábado, 18 de noviembre de 2017

Rogue One: A Star Wars Story (2016)

Bueno, bueno, bueno... Pues vamos a rajar de otra película de la franquicia de space opera más famosa de la historia. He estado guardando este post casi un año, ahora que queda algo menos de un mes para el estreno del episodio VIII. Primero, porque no me gusta comentar según que tipo de cine "en caliente" porque no suelo ser muy objetivo. Y segundo, porque no me apetece hablar mal de nada ni de nadie. Yo me considero una persona optimista e intento que mis pensamientos sean lo más positivos posibles. Por eso tengo muchos artículos de "¡Mira, esto es genial!" o "¿Te acuerdas? Como mola". No suelo comentar lo que no me gusta o me decepciona, por lo menos no directamente. Así que obligarme es algo que no me apasiona. Pero supongo que es lo que toca. En fin, lo dicho. Al turrón.


Y a ver, admito que soy parcial. Porque no es mala película, solo que tiene dos cosas que han hecho que para mi haya caído en picado: una primera parte para dormirse (personajes mal interpretados, argumentos ridículos, escenas impropias de la saga) y la estrella de la muerte, que hartazgo, como si no hubiese nada más en la galaxia. Que si, que en este caso el argumento obliga, pero en el episodio VII no hacia falta y te la volvían a colar, y ahora ya no apetece volver a verla. Como si no hubiese nada más en el espacio. En serio, como en el episodio VIII vuelva a salir... les lanzo una larga mirada con el ceño fruncido, que decía el abuelo Simpson.

A ver, lo bueno y lo no tan bueno:

1) Es una historia de Star Wars pero se aleja del canon, entrando (tangencialmente) en otros géneros, como el de cine bélico. 

Peeero:

1') Lo hace muy por encima. El cine bélico le da mil patadas a la segunda mitad de la película, que no logra quitarse de encima ese puntillo simplón (¿infantil?) estilo Disney. Una guerra es sucia, repugnante, cruel, no es un partido de paintball. Probablemente no me hubiese gustado ver al detalle una batalla realista y me hubiese parecido extraña en un contexto de Star Wars, pero la que vi, no me pareció muy creíble.

Starwarsfans.es
Sigo:

2) Sí, la segunda parte tiene muy buen ritmo y mejora mucho respecto al tostón de la primera mitad, en la que no entiendes que narices hace ahí Forest Whitaker, porqué meten otro alien raro que no parece para nada del universo SW (el lector de mentes o como lo llamen) y los personajes parece que no acaben de estar bien profundizados.

Peeero:

2') En sólo dos palabras: Darth y Vader. El Lord del Sith aparece en dos escenas, de un par de minutos cada una y se come toda la película con patatas. Sobretodo LA escena, la que todos comentaban al salir del cine, la que todos recuerdan, la que aparece ya homenajeada por la web como la escena clave. Cuando aun no la habían estrenado, se dijo que los productores pidieron algunos cambios, entre ellos meter al bueno de Darth en el metraje. Flaco favor le hicieron. Es como si te dan pan con chocolate de la Campana de Elgorriaga (si, lo se, ya tengo unos años) para merendar pero a la mitad te dan un bombón Lady Godiva. Puede que la película no esté del todo mal, pero la gente que va a ver Star Wars quiere ver Star Wars, y cuando sale nuestro Sith favorito todo el resto es prescindible.


Sigo siguiendo:

3) Los muy comentados retoques digitales del Grand Moff Tarkin y la Princesa Leia, para que la película encaje mejor con el episodio IV. Buen intento...


Peeero:

3') ...pero puede que Leia se salve, la verdad es que me dio el pego completamente (y dicen que a Carrie Ficher también) pero el pastiche que intentaron colar como Moff Tarkin daba vergüenza ajena. Cuando, además, era absolutamente prescindible. Será que en Star Wars no hay unos comunicadores holográficos la mar de resultones, con su color azulado, sus interferencias y sus líneas negras que hubiesen disimulado la mar de bien los efectos especiales. Pues no, ponen una chapuza (lo siento, habrá costado una pasta, pero no se parece para nada a Peter Cushing) que canta misa. Nota: es curioso, porque conozco gente que me ha dicho el mismo comentario a la inversa, que ven muy conseguido a Tarkin y horrible a Leia... hay como dos bandos, debe ser como esas imágenes virales, de ver qué color tiene una chaqueta... no se.

Sigo (x3):

4) Los personajes se supone que son más oscuros, más descreídos por lo que han tenido que vivir. Incluso el nuevo robot, K-2SO (¿casualidad que su nombre siempre recuerde al ácido sulfúrico, H2SO4?), que se supone (lo promocionaban) que era la versión cínica y malhablada de los robots de siempre de la saga, tiene su puntillo...

Peeero:

4') Poco más que eso, K-2SO no acaba siendo todo lo divertido ni lo cínico que querían mostrar. No está mal, pero no es el despiporre que se decía. Y el resto de personajes... sin comentarios. Ser descreído no significa poner cada de enfadado toda la película. Y sus historias podrían haberse trabajado un poco más. Bastante más, de hecho.

Sigo (x4), ya la última:

5) El motivo de la historia, tiene su aquél, eso es cierto. Todos los fans nos habíamos preguntado en un momento o en otro cómo era posible que la estrella de la muerte, la estación de combate definitiva del universo, que decían en el episodio IV, tuviese un fallo tan garrafal de diseño. De hecho, es que realmente parecía que era lo que justifican en esta película.

Peeero:

5') No se si acabar de creerme que eso sea posible. ¿Nadie revisa los diseños? O sea, eres un crack de la ingeniería militar, que te llevan obligado a acabar de construir una máquina de genocidios, después de matar a tu mujer y intentar raptar a tu hija y nadie revisa tus diseños? ¿Nadie, ni por un momento sospecha? No se, no me lo creo. Mi suspensión de la incredulidad estará tan ocupada haciéndome tragar la nave martillo esa que se agotó para esto, supongo. Eso sí, la nave martillo mola mucho.

En resumen. ¿Es una mala película? No. ¿Es una buena película? Psss, diría que tampoco. Es del montón, lo que para una película de este universo y con este presupuesto es un fail en toda regla. Por lo menos para mí. Porque al resto del universo parece gustarle mucho. 7'9 en IMDB y 85/87 en Rotten Tomatoes. Dos páginas que sigo porque suelen coincidir conmigo, normalmente. 

No sé que deciros, tal vez el problema sea yo y no la película. Segunda de la saga que me parece mediocre, en dos años. Casualidad de la vida, desde que la saga la lleva la Disney. ¿Casualidad? Puede. Pero no lo creo.

Veremos que tal el episodio VIII, pero mucho me temo que será otra vez lo mismo. Espero equivocarme, de verdad que tengo ganas de que se me caiga la mandíbula al suelo y no pueda evitar tirar billetes a la pantalla, pero lo dudo mucho. Y eso me jode.


domingo, 12 de noviembre de 2017

Jugando en familia

Aquí estamos otra vez. Otra vez liado, pero rascando ratillos de aquí y de allá para intentar ver algún episodio de algo o, con suerte, jugar una partidilla a algún juego de mesa. Y mira, esta vez se consiguió. Precisamente al juego al que más partidas llevo echadas este año, Pandemic. Si no recuerdo mal, esta debía ser como la quinta o sexta partida. Y sólo habíamos podido ganar una antes.

Un juegazo como la copa de un pino, pero de los pinos esos grandes del pirineo, nada de un pinillo enano, no. De los gordos.

Básicamente es un colaborativo en el que cada jugador lleva un personaje que forma parte del dispositivo de emergencia desplegado ante un (o varios) brote(s) de una (o varias) enfermedades especialmente virulentas que asolan el planeta. Si en la frase anterior te ha parecido ver demasiados paréntesis, pues tienes razón. Más te vale ir ligero y atacar en el punto concreto, o vas a pillar pero fijo. Como puede verse en el desarrollo de nuestra última partida. 

¿Habéis visto alguna de esas películas del género de las catástrofes, acerca de enfermedades incontrolables? Estallido, Contagio, ese estilo. Pues aquí funciona igual, solo que vas viendo el desarrollo en un mapamundi. Y vaya si se desarrolla el tema...

Nos pilló un domingo por la noche, en los que los enanos estaban tan hechos polvo de todo el día que cayeron como moscas a la hora de irse a dormir. Y como hacía mucho tiempo que no jugábamos a nada, probamos a sacar éste. Pero el destino no nos lo iba a poner fácil. Nada más barajar los personajes nos salen dos de los que no queríamos, el experto en operaciones y el planificador de contingencias. Mal empezábamos.


Y para colmo, después de barajar las cartas (y juro que las barajé concienzudamente) el estado del globo con los brotes iniciales era desolador, la enfermedad azul se había concentrado en Europa y la cosa ya era preocupante desde un buen inicio.

Madrid, París, Londres y Essen con el máximo de cubos. Una carta más de
estas ciudades y la cadena de estallidos sería imparable. Y lo fue.

Me quedará la duda para futuras ocasiones si el haber aprovechado que me salieron cuatro cartas del mismo color (negro) en la mano inicial era algo que debía aprovechar para quitarnos ya de encima una de las cuatro enfermedades (con 5 se puede encontrar una cura a la enfermedad de ese color, si tu personaje está en un centro de investigación) como hicimos, o si tendría que haber ido cagando leches hacia Europa, visto el percal. Lo más lógico me pareció aprovecharlas, ya que estaba precisamente en la zona negra.

Y por lo visto, me equivoqué. Ese turno que perdí fue crítico y cuando en París salió otro caso de la enfermedad azul, la cadena de estallidos que se montó hacia todas las ciudades hacia las que había ruta hizo buen uso del nombre del juego. 

Para cuando se despertó el calabacillo pequeño la partida ya estaba acabada sin salvación posible. Media hora había bastado para acabar miserablemente con nosotros. Y ya era tarde, así que renunciamos a jugar otra partida. Otra nueva derrota. Lo dicho, juegazo.

Y ya que nos ponemos, pues esta mañana jugamos unas partidillas con los peques (con los dos mayores, el pequeño se hubiere comido los juegos). Tres partidas: Dobble Kids, Tres en Raya y Scrabble.

Juegosdelamesaredonda.com

El doble Kids es un juego de apreciación visual y memoria sencillete pero entretenido y a los chicos les encanta. Me lo piden siempre que pueden. Y yo lo saco cada vez, porque me ayuda a entrenarlos en la compleja disciplina de saber perder y también en la de saber ganar, que con 5 y 3 años tiene motivo.

El Tres en Raya lo jugamos mientras les explico las reglas, porque aun no acaban de entender muy bien que hay que jugar con una idea en mente y no simplemente poner la pieza donde nos apetece en ese momento, a ver si al final las piezas acaban en línea. Este juego me lo regalo mi hermana hace mogollón de años y me encanta. Es una mini cajita metálica con piezas a juego. Sencillo pero muy resultón.


Por último el Scrabble. Los chicos aun son pequeños para jugar este juego, pero lo usamos para que empiecen a practicar el leer y formar alguna palabra sencilla. Lo mismo que la pasta de sopa con letras, vamos.

En este caso la versión en catalán que me regaló una ex-novia (cuando éramos pareja, claro... aunque, ¿igual lo hizo por despecho?). La idea es conseguir una copia en cada idioma que se habla o se estudia en casa, pero... hay tantos juegos chulos y el presupuesto es limitado, así que de momento sólo tenemos este. Y que conste que es una putada mayúscula, porque en un idioma con ny (el equivalente a la ñ castellana), ç (cedilla, como en francés) y l·l (l genimada, como en el Xarel 10 que decía la Maria Teresa Campos, buscadlo por youtube), que te salgan estas letras según en que momento puede significar que las estés aguantando intentando jugarlas sin éxito un buen rato o, si los astros se alinean, que en un solo turno despedaces al resto de jugadores. Este segundo caso nunca suele ser el mio.

Lo dicho 
¿Os he explicado alguna vez que este juego no se me da bien? Pues no, nada bien. Hay cosas que a la gente le encajan y otras que no, y este juego a mi me chirría, precisamente cuando yo juego rodeado de gente que lo domina al dedillo. 

Me compraré el alemán y "sus" vais a cagar todos... O no, o igual no hay quien saque una palabra a la mesa. Wer weiß...

sábado, 4 de noviembre de 2017

Star Trek: Discovery

Si hay algo que tengo claro es que a mi me pierde la nostalgia. Pero lo curioso del caso es que no soy nostálgico de tiempos mejores, no volvería a aquella época, aunque me encante recordarla, o al menos la parte de ella que me gustaba. Sin entrar en demasiados detalles (no voy a exponer mis vida por internet, ¿quien os habéis pensado que soy, un youtuber famosete de esos?) una parte importante de lo que soy ahora proviene de entonces. Mis aficiones, mi manera de ver las cosas, supongo que mi personalidad, bla, bla, bla. Pero una cosa la tengo clarísima, aunque algo como los servicios de vídeo por streaming como Netflix, HBO o similares sean una pequeña maravilla que me hubiesen vuelto loco en aquella época, hay algo que no soporto, aunque no sea del todo culpa suya. Pero no ayudan. Temporadas enteras de una serie, de golpe, desde el primer día. Ala, venga. Es como si al yonkie le dicen: "Toma, la droga de dos semanas, así nos ahorramos los viajes y eso". Y sobredosis al canto. Igual no es el ejemplo más políticamente correcto, pero las series enganchan, vaya si enganchan. A su manera, pero son como una adicción. 

De Elmeme.me. A esto me refería yo precisamente.
Y que conste que soy relativamente inmune a esto. Yo siempre he sido de los que me he comido estoicamente la parte del plato que no me gustaba para dejarme hacia el final lo que más me apetecía y así poder disfrutarlo sin molestias. Y si hablamos de un postre, como sea de los que más me gusta, la calma con la que me lo como podría definirse como lujuriosa. Cuando algo es bueno, hay que hacerlo durar. Eso lo he tenido siempre claro y pocas han sido las veces que una serie me ha hecho perder mi cadencia de (si puedo) un episodio diario. Recuerdo Dexter (esa extraordinaria primera temporada) y retrocediendo ya mucho, Babylon 5, cuando la veíamos en cintas de VHS de importación que los amigos iban consiguiendo como podían. Pocas veces más.


Aun así, admito que echaba de menos ese episodio semanal de mi infancia, esa cita ineludible con la serie que te tenía enganchado a la caja (entonces no tan) tonta, llámala V, el Dr. Who, McGyver o El Cuentacuentos (próxima reseña). Si te lo perdías, lo perdías para siempre. Y en mi caso solía pasar, que no siempre podía verse la tele en mi casa, solía estar muy racionada y intentar saltarse la cartilla podía acabar siendo peligroso. Pero si podías, era un momento mágico... así como odioso era el momento en el que acababa el episodio, dejándote siete días más con la intriga, con el final en punta clavado en la memoria. Te daba tiempo de recordarlo, hablarlo con los amigos, establecer mil teorías absurdas... hasta que volvía a llegar el día y volvías a por dosis, religiosamente. Soy muy consciente que soy de los pocos que piensan así. Sin ir muy lejos, la Sra. Lantern es de las que se puliría una temporada en una noche, si pudiera. Y me consta que lo ha hecho. Pero que queréis que os diga, cada uno disfruta de sus aficiones a su manera. Y a mi no me gusta correr.

Así que cuando Netflix anunció que emitiría en exclusiva (fuera de EE.UU y Canadá) la nueva serie de Star Trek, y que además lo haría con cada episodio 24 horas después de su emisión en la CBS, pues fue un notición. Una serie que tenia muchos números de gustarme, a una cadencia clásica. 


Con Star Trek tengo una historia curiosa, sin causarme la fascinación que me causó el space opera de la trilogía clásica de Star Wars, pude ver unos cuantos buenos episodios de la nueva generación cuando los emitían por TV3. Luego me enteraría por el Sr. J, trekkie de toda la vida, que fui a pillar los mejores, pero por el motivo que fuese me gustaron mucho. A partir de ahí, es una historia de amor discontinua. La emisión de las nuevas series de Star Trek era complicada, el público potencial era escaso y los seguidores le ponían ganas pero no conseguían apenas nada. Recuerdo empezar a ver con ganas Deep Space 9 para verla desaparecida de la emisión a los pocos capítulos. Para más inri, Antena 3 conservaba los derechos, pero no los ejercía. En el cine la situación no era mejor, si no corrías mucho podías quedarte sin ver el nuevo estreno. Eso si llegaban a entrenarla en mi ciudad (que a veces no pasaba). Un panorama nefasto.

La nueva serie está siendo lo que le da un poco de vidilla a los lunes. Así que consigo tener a la jauría en la cama (dicho con todo el cariño del mundo, que conste) y la casa aceptablemente recogida, conecto Netflix y me pongo el nuevo episodio. Y los estoy disfrutando mucho, la verdad. Y no solo porque a mi modo de ver sea una muy buena serie, sino porque me permite saborearla sin prisas. Aunque quisiera, no puedo ver otro episodio después. Y me encanta.


Sobre la serie, pues creo que ya ha quedado claro que la recomiendo. Ciencia ficción de TV, clásica pero con un toque de efectos especiales adecuado, sin pasarse demasiado. Tendrá buen presupuesto, pero sigue siendo una serie y no una película. Tiene buenas críticas y parece que gusta, en general. Eso sí, al sector más conservador de los trekkies, sobretodo los más intransigentes, parece no haberles gustado mucho. Se quejan de que no tiene el aspecto de estar antes en el tiempo que la serie original (menos mal... si no no la miraría ni el quico) y sobretodo se seguir con la estela se las nuevas películas, más acción, más efectos y menos sabor a ciencia ficción clásica, pausada y reflexiva.

Que queréis que os diga, sin ser un gran fan de J. J. Abrams, al que considero un vendedor de humo sin vergüenza (nótese el espacio), creo que el quiebro de cintura que hizo con las dos primeras películas de la última trilogía (ignoro el bodrio de Beyond, poco más que uno de los episodios mediocres de cualquier serie, pero con mucho presupuesto y efectos especiales) fue astuto para relanzar una franquicia en declieve, aunque levantase ampollas. Si tenía que salir una nueva serie, tenía que aportar algo nuevo y no lo de siempre, que no solo ya está muy visto, sino que para los patrones actuales sería aburrido. 

Había que innovar. Y esta serie innova, y vaya si lo hace. Igual incluso a ratos, uno puede quedarse con la sensación que mucho. Ese motor de esporas que sabemos que no llegará a ningún sitio (no sale en la serie clásica, así que...) tiene un aspecto de tecnología super-punta muy sorprendente. Igual que el chocante estatus de la protagonista, el hijoputismo generalizado que respiran algunos personajes o algo tan normal y tan corriente como personajes homosexuales haciendo vida normal, en público y en privado. En la serie clásica (hija de su tiempo) sería impensable que algo así se emitiese por antena. Supongo que la visión de lo que debería ser una utopía varía mucho con el tiempo.

Pues eso, lo dicho. Buena serie, si sois capaces de verla con calma, tenéis una buena oportunidad. Si no, podéis esperar un par de meses y tendréis ya todos los episodios disponibles. Por no decir que ya se ha confirmado la segunda temporada. Tendremos Star Trek para rato. Engage!